DISCURSO DE BIENVENIDA DEL SR. OBISPO DE CIUDAD REAL
Bienvenidos, hermanos.
Estamos en Retuerta del Bullaque. En plenos Montes de Toledo.
Somos gentes de estas tierras y estos montes. Nuestra tierra, nuestros montes. Tierras, montes, paisaje, especies peculiares de fauna y flora... Y sobre todo, PERSONAS, hombres y mujeres de estos parajes, que deseamos conocer cada día mejor nuestro "entorno" natural, y socio-histórico-cultural, para quererlo cada vez más, y para darlo a conocer cada día mejor a nosotros mismos y a otras gentes. Y que así este bellísimo paisaje ocupe el lugar que le corresponde en estimación y valoración en el conjunto de comarcas y regiones de nuestro país.
Nos hemos reunido, una vez más, en la historia, en este templo parroquial, que nos acoge con tanto gusto. Hemos "llegado" hasta este lugar; nos hemos reunido en este templo; nos ha acogido esta comunidad de Retuerta, a esta otra comunidad más amplia que representa a todos los Montes de Toledo... Pienso que fundamentalmente con estos importantes objetivos:
- Significar con nuestra "llega", el sentido que deseamos dar hoy a nuestras "juntas" y reuniones; crear en nuestros pueblos y entre nuestros pueblos la conciencia de comunidad. Algo, mucho, tenemos en común en historia, en convivencia, hasta en humillaciones sufridas, y también en proyectos de futuro, que deseamos compartir, necesitamos compartir.
- Fortalecer el necesario punto de referencia que para todos nosotros deben significar los valores, no sólo materiales sino sobre todo culturales y espirituales, de nuestro patrimonio histórico común.
La comunidad cristiana de Retuerta, con su párroco al frente y las demás comunidades cristianas y sacerdotes de esta comarca, y yo con ellos, estamos muy contentos de poder recibiros hoy aquí; nos sentimos vinculados con profundos lazos a vosotros. De nosotros podréis esperar -lo obtendréis siempre- lo que cumple esperar de la Iglesia: acogida, ánimo, estímulo, espíritu de fraternidad y solidaridad. Ved en nuestra presencia también una invitación a considerar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo como "regla de oro" para vuestras conductas personales y colectivas. El Espíritu de Jesús oriente siempre las actividades de vuestra Asociación. De nuevo, BIENVENIDOS. Estamos en casa.
Texto obtenido de la revista de Estudios Monteño
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